Aquí en mi blog quiero tener siempre leyéndome, viendo mis fotografías y enviándome sus mensajes a mi familia, a mis amigos, y a esa gente que ha estado conmigo en algún momento. Los que viven lejos y los que viven cerca, los viejos amigos y mis amigos viejos como yo. Los amigos más recientes. A mis reinas de todas las Ferias, a las “misses” amigas y a mis modelos que siempre compartimos en tantos eventos y a mis alumnos y alumnas de mis clases de oratoria. Los que veo todos los días y los que raras veces veo, los que siempre recuerdo y los que a veces olvido. Esas personas que sin querer me causaron daño o me ofendieron, aunque no olvido una ofensa a mi espíritu, digo como la escritora Edith Wharton “ la vida recubre esas ofensas con un rápido bálsamo, y quedan registradas en un libro que rara vez abro. ". Así que también las quiero en mi blog. Sin duda alguna, también quiero a esas personas que han estado conmigo en momentos difíciles y en esas horas donde se comparte felicidad. Y sobre todo, aquellas personas que me enseñaron tantas cosas hermosas y los que tal vez aprendieron de mí, pero por favor… ESCRÍBANME.
Antonio Romero Prieto
“… El pasado forma el presente y el presente el futuro.
Si nuestros padres no nos enseñaron las tradiciones
y costumbres de sus padres no hay tradiciones en el
presente y menos en el futuro…”
…
Los miaítos
Los “miaítos” es una costumbre muy arraigada en nuestros pueblos hispanos, que tal vez heredamos de nuestra Madre España, aunque le hemos cambiado el nombre para hacerlo mucho más propio. Claro nos referimos a los primeros “chorritos de orines” de los niños al nacer, que se los tienen que tragar las pantaletas plásticas (pañales desechables) que están de moda, porque antes había que colocar un tendedero con pañales de tela de algodón en el patio de la casa. Pues en vez de embotellarse esos primeros miaítos, como hacen los hermanos wayúu con el chirrinche, los padres y los abuelos acostumbran comprar botellas con bebidas espirituosas (o sea, caña de la buena) para celebrar el advenimiento del nuevo ser al hogar.
No vais con las manos vacías
Aunque hoy en día, las visitas es mejor posponerlas para cuando la madre esté en casa. No vais con las manos vacías en tu visita, lleven “alguito” o “un cariñito” como decía mi tía Marcelina. Un detalle para el recién-nacido es cualquier “pendejada” que los padres no están necesitando porque ellos lo han comprado todo. Pero es necesario que los padres y los abuelos digan: “Ayyy, gracias, pero no se hubieran molestado….” En el caso de los abuelos “chochos”, tienen que invitar a sus familiares y amigos a celebrar el advenimiento con unos “miaitos” (cualquier bebedizo manufacturado o de elaboración casera). Estos miaítos se acompañan con cuentos, chistes, risas, música, cantos, algo así como una parrandita en casa. A veces, terminan con tremenda “pea” llorona… Las abuelas, madre de la parturienta y madre del estrenado papá, contando como fueron “sus respectivos paritorios” de los recién felices padres, porque ellas no se pueden perder del protagonismo que amerita la situación. Y los abuelos, ¡ni se diga!, hablando más que “cotorra agarrada por el rabo”. Ellos, los abuelos, se encargarán de contar a los presentes como fue, dónde y cómo se enteraron que ya su mujer estaba en “trance” y las carreras que tuvieron que dar para llegar. ¡Claro, que es un cuento magnificado y con un dejo de picardía para que los visitantes lo celebren...¡Esos benditos cuentos familiares que en estos momentos no pueden obviarse!...
Los recien nacidos no se parecen a nadie
Por supuesto no pueden faltar las comparaciones y los parecidos por parte de los auto invitados, que si se parece al abuelo, que si se parece a la abuela, que si se parece al papá, que si se parece a la mamá, que si se parece al tío aquel buenmozo, cuando todos estamos convencidos que los recién-nacidos no se parecen a nadie, todos son igualitos. Y cuando la mamá los viste con su pañal desechable, body (monito), gorrito, un chupón y una cobijita encima ¿A quién se puede parecer? Y los críticos “necios”, que no pueden faltar, con el tamaño (estatura): ¡ Qué grandote!, seguro que salió al padre porque el abuelo es enano”, el pelo: “miralo, es mechúo, como el abuelo!, el peso del niño: ¡ Qué molleja e`muchacho, con razón esa barrigota de la madre!. Pero “¿que nombre le pondrán? Es otra pegunta obligada. ¿El del santoral? ¿El nombre del padre? ¿El de los abuelos? ¿La combinación de los dos? O ¿una mezcla de varios nombres? Bueno, en eso los maracuchos somos geniales. Son las preguntas de los amigos y familiares para endulzar la visita, y por su supuesto, es una forma de justificar la visita y tragarse los “miaítos”, que no es más las ganas de beber a costillas de los demás… Pa` celebrar… Búsquennos…!!!!
La recien estrenada mamá
Pero la madre callada esperando que den tiempo para amamantar al muchacho, y que si el “pipí”, que si el “pupú”, que si el “hipo”, que si los gases, que si el ombligo, que si los moquitos, cosa que nadie le para en el momento, pero la madre angustiada, solicitando ayuda al “feliz papá” y pidiéndole a Dios encarecidamente que al fin se vayan los invitados.
Los recién nacidos, únicos e irremplazables.
Son los hijos de sus padres, los hermanos de sus hermanos y los nietos de sus abuelos y parte principal de todo este embrollo que se llama LOS MIAÍTOS…En realidad todos fuimos recién nacidos, y ellos al igual que nosotros también aunque no hablan, no se quejan, no denuncian, no critican, no reclaman, nunca hacen huelga, protestan igual que nosotros, sólo que ellos lo hacen llorando.
Bienvenidos los niños...
y celebremos LOS MIAÍTOS con toda cordura y respeto y dando tiempo a los papás para que los atiendan, como Dios manda y como ellos se merecen.
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