SUEÑA, PIENSA, CREE.......y ATREVETE
Aquí en mi blog quiero tener siempre leyéndome, viendo mis fotografías y enviándome sus mensajes a mi familia, a mis amigos, y a esa gente que ha estado conmigo en algún momento. Los que viven lejos y los que viven cerca, los viejos amigos y mis amigos viejos como yo. Los amigos más recientes. A mis reinas de todas las Ferias, a las “misses” amigas y a mis modelos que siempre compartimos en tantos eventos y a mis alumnos y alumnas de mis clases de oratoria. Los que veo todos los días y los que raras veces veo, los que siempre recuerdo y los que a veces olvido. Esas personas que sin querer me causaron daño o me ofendieron, aunque no olvido una ofensa a mi espíritu, digo como la escritora Edith Wharton “ la vida recubre esas ofensas con un rápido bálsamo, y quedan registradas en un libro que rara vez abro. ". Así que también las quiero en mi blog. Sin duda alguna, también quiero a esas personas que han estado conmigo en momentos difíciles y en esas horas donde se comparte felicidad. Y sobre todo, aquellas personas que me enseñaron tantas cosas hermosas y los que tal vez aprendieron de mí, pero por favor… ESCRÍBANME.
domingo, 26 de septiembre de 2010

¿ANDAS ANDROPÁUSICO?



Dice un viejo refrán “
... hacerse viejo es natural, sentirse viejo es opcional...”.
Antonio Romero Prieto

Hasta hace poco tiempo, hablar de la disminución de testosterona y su efecto en los hombres, era un tema de gran escepticismo. A principio de los 90's, un grupo de médicos europeos empezó a estudiar los cambios físicos y emocionales que presentaban los varones entre los 50 y los 70 años: sin embargo, en ese momento no se le prestó la atención que ameritaba. Actualmente, se reconoce que el 20% de los hombres mayores de 60 años, presenta síntomas similares a los de la mujer en la menopausia, a esta etapa del varón se le denomina Andropausia y ya es reconocida por los mejores investigadores de las ciencias médicas, incluida la comunidad médica internacional que se dedica al estudio de los varones. Es una parte normal del desarrollo, pero que se presenta en forma gradual y ocasiona diversos signos y síntomas en el varón. Se afecta su sexualidad, estado de ánimo y bienestar en general, lo extraño es que no nos dan sofocones, suficiente con soportar los sofocones de la pareja. Pero vivimos refunfuñando, a veces iracundos y reclamando que todo lo que nos rodea debe estar en perfecto orden. ¡Qué fastidio!..

Andropausia: homólogo masculino de la menopausia

Tímidamente la ciencia se acerca a corroborar aquello que se conoce como andropausia como un homólogo masculino de la menopausia, con sus variantes, por supuesto. Como sea, lo cierto es que las variaciones de las hormonas sexuales en la mujer –entre otros factores- influyen directamente en el comportamiento femenino y culturalmente el cuento tiene sus efectos. “Está ovulando”, “Anda con la regla” o “es menopáusica” son sólo algunas de las formas con las que –despectivamente- se desvalida el actuar de algunas mujeres aludiendo al supuesto efecto inevitable que producirían estos ciclos, como si se tratara de una dictadura hormonal exclusiva del sexo femenino. Y a nosotros, por la misma razón, nos llaman despectivamente añosos, viejos verdes, maduros, vejucones, puretos, entrado-en-años y carranclones. A veces, con mucha razón, somos calificados de “viejos alborotados”.

Con la llegada de la andropausia se producen manifestaciones emocionales...

Como, por ejemplo, la falta de sueño (queriendo hacer la noche día) o “una sensación generalizada de sentirse mal” ( es lo mismo que joder todo el día, pero sin darnos cuenta) y por tanto, nos volvemos necios. A ello se suma una realidad inevitable que son las variaciones físicas en donde el cuerpo simplemente envejece: sale la presbicia, el reuma, hiperlipemias, o sea, alteraciones de triglicéridos y colesterol, la hipertensión, pesadez en los miembros, osteoporosis, rigidez y dolores en los músculos y articulaciones o síntomas de “ la gota” (conocida como enfermedad de reyes y reina de las enfermedades), se pierde agilidad ( por eso caminamos como Canuto), deterioro de las facultades físicas ( todo se olvida y nos ataca la sordera), salen canas y no nos las podemos teñir porque el teñido del cabello en los hombres se ve horroroso, salen las arrugas en la comisura de los labios y en la frente, la alopecia hace estragos, es decir, la anchura de la frente, las orejas nos crecen, la punta de la nariz nos llega a la altura de la boca, las pecas nos asaltan (que algunos románticamente llaman “flores de tumba”), disminución de la masa muscular, aparece sin darnos cuenta la famosa papada y el indiscutible barrigón, tanto que levantarse en la mañana de la cama se vuelve un desafío, y los primeros pocos pasos arrastrando los pies son un verdadero reto. En definitiva, por algún lado “cojeamos” y poco “cogemos”...

Los años grises o la crisis de los cincuentones

De tal suerte que Andropausia, climaterio masculino, sexagenario, sesentón, vejez, edad crítica son los términos con los que se denomina la crisis que atraviesan los varones entre los 50 y 60 años, lo que se llama “La crisis de los cincuenta” o “años grises”. Pero casi todos decimos: ¡Me siento como de 15! Y otra expresión que ufanamente decimos: “viejo es el viento y todavía sopla...”. Sin advertir que corazón y arterias, ojo y oído, sistema nervioso, riñón y aparato locomotor también se comprometen pronto, lo que sucede es que eso no ve a simple vista. Y sin olvidar que la próstata nos empieza a dar sacudones.

Varones quincuagenarios
Generalmente a los varones quincuagenarios se les empieza a venir encima poco interés por el sexo, eso disminuye aunque no queramos aceptarlo de viva voz, eso se llama en castellano potencia sexual declinante, pero a cambio, una necesidad imperiosa y repentina de orinar seguida de una contracción instantánea hace que nos “miemos” y a eso se llama incontinencia. No da suficiente tiempo entre el momento que primero se siente la necesidad de orinar y el momento en el que se da la descarga algo así como sucedía en aquellos añorados “sueños húmedos “de nuestra juventud. ¿Será a este conjunto de circunstancias aparejadas a las que suele también englobarse con el término de andropausia? El andropáusico se encuentra frente a las puertas del envejecimiento, pero todavía no ha cruzado el quicio de entrada a la vejez plena y mucho menos, a la condición de anciano.

Varones sexagenarios

Para muchos varones, después de los 60 años el pene empieza a ser percibido como una especie de barómetro del envejecimiento. ¡Qué pena! El decaimiento del apetito sexual es anuncio inequívoco de entrada a la vejez. Pero, ánimo mis amigos andropáusicos, no nos podemos ubicar todavía en la recta final de los venerables ancianos porque aún funcionamos. No todo está perdido aunque el panorama es tétrico. La ciencia avanza y la farmacopea está de nuestro lado.

El día que aceptemos la andropausia, estoy seguro que seremos más felices...

Caminaremos de la mano con nuestra menopáusica, orgullosos los dos, de haber llegado juntos a esta etapa con el compromiso de vivir en santa paz. No a menos, para nuestros colegas y amigos andropáusicos y menopáusicas que otrora jamás imaginaron que esta etapa estaría aparejada con la jubilación y con la designación de eméritos orgullosamente.

Yo no estoy de acuerdo con enrolarnos a algún club de andropáusicos
.
Mejor vamos por el mundo con la frente bien en alto enarbolando la bandera de los años, libres, sin ataduras, con mucho orgullo; esos años que hemos pasado y bien vividos, caminando siempre adelante aceptando las limitaciones del tiempo, sin andar aparentando lo que no podemos. Se trata de una época en que solemos movernos entre la desesperación ante la muerte, la falta de energía, la impotencia y la integridad, es esencial que no olvidemos quienes somos.

Mantengámonos despiertos entre lo vivido y lo vivible
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Sólo así podemos gozar del gran valor de la comunicación, que no es otro que pasar de una vida que es puro transcurso biológico, a una que es compartida, nutritiva, asumida y asumible.

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